Generalmente, se recomienda mantener la herida seca durante 24 horas después de un procedimiento para reducir el riesgo de infección al mínimo. Después de 24 horas, seca suavemente con un paño limpio y húmedo para eliminar líquidos que se filtran si es necesario. Reemplaza la vendita por una nueva.

Si bien una limpieza suave es aceptable, una cantidad excesiva de agua puede degradar los puntos; por eso, lo mejor es mantenerlos secos. Cubre tu herida con una vendita resistente al agua al ducharte, y reemplázala por otra cuando estés seco.

No es tan fácil de llevar a la práctica, pero resiste la necesidad de rascarte cuando tengas comezón en los puntos. Esto podría hacer que tiren la piel o incluso que se salgan. Esto también aumenta las probabilidades de infección.

Los grandes movimientos cerca de una herida, o incluso muchos de los movimientos pequeños, podrían hacer que se vuelva a abrir. Por eso, lo mejor es evitar demasiado movimiento o presión sobre los puntos/las grapas.

Establece un lugar específico de tu casa para realizar el cuidado diario de la incisión. Trata de mantenerla alejada de las mascotas o los niños, que podrían transmitirle gérmenes y suciedad. Estira una almohadilla de gasa estéril grande y coloca tus suministros sobre ella.

Ten estos suministros abiertos y listos para usar:

• Gasa y venditas

• Cinta

• Pomadas (si corresponde)

• Guantes médicos descartables

Si necesitas hacer tu propia vendita con gasa y cinta, este es el momento de prepararla. ¿No sabes cómo hacerlo? Echa un vistazo a estas instrucciones paso a paso primero.

Quítate las joyas y lávate las manos con agua tibia y jabón durante 20 a 30 segundos. También restriégate las muñecas y debajo de las uñas. Enjuaga antes de secar bien con una toalla limpia.

Retira la cinta de tu apósito lentamente tirando hacia arriba, en dirección a la herida.

Una infección en una incisión quirúrgica puede ser grave. Llama a tu médico si tienes alguno de estos signos:

• La incisión quirúrgica está inflamada, caliente o notablemente enrojecida.

• La herida presenta supuración verde o amarilla.

• La herida tiene mal olor.

• Tienes sangrado que no se detiene con presión.

• Tienes dolor que no se alivia.

• Tienes una sensación de dureza o hinchazón alrededor de la incisión.

• La incisión quirúrgica se ha abierto.

• Tienes una febrícula o fiebre de 38.3 °C (101 °F) o más.

Absorbe el exceso de líquido con una almohadilla de gasa cuando revises la incisión.

A menos que tu médico te haya indicado hacerlo, limpiar una herida con cada cambio de apósito puede ser más nocivo que beneficioso. ¹ Por eso, si no hay signos de infección, aplica una pomada antibiótica (si te han indicado hacerlo) y coloca una nueva vendita. Asegúrate de que esté correctamente alineada para cubrir por completo la herida de todos los lados.

Desecha el apósito viejo, los guantes y la gasa que usaste en una bolsa de plástico antes de tirarlos en la basura. Finaliza todo con otro lavado de manos.